Hay bodegas que hacen iluminarnos la vista cada vez que descorchamos un vino y con los vinos de Vinicola Binigual pasa, impecable elaboración con una estructura encomiable, si bien no emociono tanto como Gran Veran, Verán 2006 estuvo cerca, muy cerca de las 5 @, aromas complejos , frutales, minerales y predominio de notas lácteas en boca nos hacen pensar que unos meses de afinamiento en botella sentara y nos sentaran nuevamente frente a una copa para el disfrute, quizás entonces ya estará en la cima con nuestras 5 @.
La bodega y la explotación agrícola de Biniagual son empresas familiares. En el año 1999, reanudan la tradición vinícola de la zona sembrando viñas propias , y desde 2002, producen su propio vino.
..."No queremos aceptar componendas ni en la viña ni en la bodega, porque nuestro objetivo es producir un vino que satisfaga las más altas exigencias"....
La bodega cuenta con un equipo motivado que trabaja durante todo el año en la finca, compuesto de trabajadores locales e foráneos, un equipo que realiza los trabajos en la viña y en la bodega. Todos ellos forman parte de este equipo desde el principio, son expertos trabajadores en todos los ámbitos de la viticultura, y saben exactamente que la calidad es prioritaria, tanto en la viña como en la bodega.
Las viñas de la Bodega Biniagual se encuentran en una zona donde tradicionalmente se cultivaba la vid desde el siglo XIII, esta zona se dedicaba a la viticultura. Siguiendo la tradición de las variedades típicas de Mallorca, cultivan el Mantonegro, variedad autóctona de la Isla que se ha convertido en la base de los tintos; a parte de otras vides como el Syrah o el Cabernet Sauvignon. Pero no solo la variedad es la clave para la calidad del vino. Teniendo en cuenta el hecho de que el buen vino nace en la viña, se dedica durante todo el año tiempo al cuidado de las cepas, para lograr el mejor resultado. En el transcurso de un año, cada una de las 148.000 cepas es tratada a mano al menos siete veces, incluyendo la vendimia.
El año vinícola comienza con la poda, seguida de la fijación de las ramas. A partir del mes de abril, se lleva a cabo la “poda en verde” para fomentar el crecimiento de la planta y reforzarla, y los brotes se atan en los alambres. Entre julio y agosto, se procede a la vendimia en verde: antes de que la uva madure, se eliminan los racimos que sobran, y solo los más prometedores se dejan en la planta para que sigan madurando. De esta manera, la cepa podrá dedicar toda su fuerza en el desarrollo de las mejores uvas. Con la vendimia en verde, la producción total se reduce aproximadamente a la mitad.
A mediados de septiembre, empieza la vendimia. En este momento, se vuelve a hacer una selección de las uvas, y solo las mejores se cosechan y se envían a la bodega. Según una regla de los vinateros, si se reduce la producción a entre 1,5 y 2 kilos por cepa, se suele obtener buena calidad. En Biniagual, vamos más allá: solo vendimiamos un kilo de uva por cepa – lo cual, deja claro que lo que cuenta es la calidad, no la cantidad.
Para lograr que la uva permanezca intacta, la vendimia se realiza a mano y en cajas pequeñas. En seguida, viajan hacia la bodega, situada en medio de nuestras viñas. Una vez allí, las uvas vuelven a ser seleccionadas otra vez más a mano, para asegurar que se vinifiquen solo las uvas sanas, sin desperfectos. A continuación, son transportadas hacia los depósitos de acero inoxidable. Solo en este momento, directamente encima del depósito, se ejerce una leve presión sobre las uvas. Así, se consigue que el zumo apenas esté expuesto a la luz y el aire, un factor imprescindible para lograr un buen vino.
El arte de la creación de un buen vino está en respetar la individualidad y el carácter de la uva tanto en la viña como en la bodega. Es fundamental que la uva llegue hasta el depósito de acero inoxidable intacta, sin sufrir daños. Esto evita que el proceso de oxidación empiece demasiado pronto y merme la calidad.
Las viñas de la Bodega Biniagual se encuentran en una zona donde tradicionalmente se cultivaba la vid desde el siglo XIII, esta zona se dedicaba a la viticultura. Siguiendo la tradición de las variedades típicas de Mallorca, cultivan el Mantonegro, variedad autóctona de la Isla que se ha convertido en la base de los tintos; a parte de otras vides como el Syrah o el Cabernet Sauvignon. Pero no solo la variedad es la clave para la calidad del vino. Teniendo en cuenta el hecho de que el buen vino nace en la viña, se dedica durante todo el año tiempo al cuidado de las cepas, para lograr el mejor resultado. En el transcurso de un año, cada una de las 148.000 cepas es tratada a mano al menos siete veces, incluyendo la vendimia.
El año vinícola comienza con la poda, seguida de la fijación de las ramas. A partir del mes de abril, se lleva a cabo la “poda en verde” para fomentar el crecimiento de la planta y reforzarla, y los brotes se atan en los alambres. Entre julio y agosto, se procede a la vendimia en verde: antes de que la uva madure, se eliminan los racimos que sobran, y solo los más prometedores se dejan en la planta para que sigan madurando. De esta manera, la cepa podrá dedicar toda su fuerza en el desarrollo de las mejores uvas. Con la vendimia en verde, la producción total se reduce aproximadamente a la mitad.
A mediados de septiembre, empieza la vendimia. En este momento, se vuelve a hacer una selección de las uvas, y solo las mejores se cosechan y se envían a la bodega. Según una regla de los vinateros, si se reduce la producción a entre 1,5 y 2 kilos por cepa, se suele obtener buena calidad. En Biniagual, vamos más allá: solo vendimiamos un kilo de uva por cepa – lo cual, deja claro que lo que cuenta es la calidad, no la cantidad.
Para lograr que la uva permanezca intacta, la vendimia se realiza a mano y en cajas pequeñas. En seguida, viajan hacia la bodega, situada en medio de nuestras viñas. Una vez allí, las uvas vuelven a ser seleccionadas otra vez más a mano, para asegurar que se vinifiquen solo las uvas sanas, sin desperfectos. A continuación, son transportadas hacia los depósitos de acero inoxidable. Solo en este momento, directamente encima del depósito, se ejerce una leve presión sobre las uvas. Así, se consigue que el zumo apenas esté expuesto a la luz y el aire, un factor imprescindible para lograr un buen vino.
El arte de la creación de un buen vino está en respetar la individualidad y el carácter de la uva tanto en la viña como en la bodega. Es fundamental que la uva llegue hasta el depósito de acero inoxidable intacta, sin sufrir daños. Esto evita que el proceso de oxidación empiece demasiado pronto y merme la calidad.
Biniagual – una tradición vinatera centenaria
Biniagual tiene una larga historia llena de tradición. En la época musulmana, Biniagual era una alquería dedicada a la horticultura. Después de la repartición de Mallorca tras la conquista de la Isla por Jaume I, Biniagual quedó en manos de los vizcondes de Verán, quienes, en 1264, donaron Biniagual al convento de Jonqueres en Cataluña. Los catalanes sustituyeron el sistema islámico de horticultura por olivares, viñas y cereales, reanudando así la agricultura de la época romana.
En el siglo XVI, Biniagual se había convertido en un pequeño pueblo con seis casas, que, sin embargo, se hallaba despoblado a causa de la peste a mediados del siglo XVII.
Un lugar próspero en el siglo XIV
El “llogaret” de Biniagual vivió su momento álgido a principios del siglo XVIII. Los habitantes volvieron a dedicarse a la ganadería, criando ovejas y cerdos, así como a la viticultura y el cultivo de olivos. En 1734 fue bendecido el pequeño oratorio, dedicado a la Inmaculada Concepción. Como consecuencia de la prosperidad económica y del crecimiento demográfico, se construyeron doce casas entre 1840 y 1850, y los edificios existentes fueron ampliados y reformados.
Gracias a su situación en el cruce del Camí de Muro y del camino de Binissalem a Sencelles, Biniagual era un lugar importante en sistema de carreteras de Mallorca. Muchos viajeros se alojaban en el “llogaret” en sus viajes a través de la Isla. Por ello, a mediados del siglo XIX, se estableció una dependencia de la Guardia Civil, posteriormente abandonada. No obstante, la Casa Cuartel aún existe en medio del pueblo.
Reconstruido desde las ruinas
A principios del siglo XIX, los olivos cedieron paso a la expansión de la viña, que se convirtió prácticamente en monocultivo. A principios del siglo XX, la suerte giró en contra de Biniagual con la destrucción total de las viñas por la filoxera. Los habitantes del pueblecito intentaron revitalizar el negocio agrícola con el cultivo de almendros e higueras así como con la cría de ovejas y cerdos, pero poco a poco, los habitantes del pueblo renunciaron a esta agricultura poco rentable, y abandonaron el “llogaret”. A mediados del siglo XX, Biniagual estaba prácticamente en ruinas.
En 1968, el actual propietario compró el pueblo, reactivó la agricultura y, desde 1989, se dedica a restaurar las casas del pueblo. Desde 1999, se vuelve a cultivar viña en Biniagual – actualmente, la viña abarca unas 34 hectáreas con 148.000 cepas.
(Datos de la Gran Enciclopedia de Mallorca, volumen II, pgs. 122-123)
Biniagual tiene una larga historia llena de tradición. En la época musulmana, Biniagual era una alquería dedicada a la horticultura. Después de la repartición de Mallorca tras la conquista de la Isla por Jaume I, Biniagual quedó en manos de los vizcondes de Verán, quienes, en 1264, donaron Biniagual al convento de Jonqueres en Cataluña. Los catalanes sustituyeron el sistema islámico de horticultura por olivares, viñas y cereales, reanudando así la agricultura de la época romana.
En el siglo XVI, Biniagual se había convertido en un pequeño pueblo con seis casas, que, sin embargo, se hallaba despoblado a causa de la peste a mediados del siglo XVII.
Un lugar próspero en el siglo XIV
El “llogaret” de Biniagual vivió su momento álgido a principios del siglo XVIII. Los habitantes volvieron a dedicarse a la ganadería, criando ovejas y cerdos, así como a la viticultura y el cultivo de olivos. En 1734 fue bendecido el pequeño oratorio, dedicado a la Inmaculada Concepción. Como consecuencia de la prosperidad económica y del crecimiento demográfico, se construyeron doce casas entre 1840 y 1850, y los edificios existentes fueron ampliados y reformados.
Gracias a su situación en el cruce del Camí de Muro y del camino de Binissalem a Sencelles, Biniagual era un lugar importante en sistema de carreteras de Mallorca. Muchos viajeros se alojaban en el “llogaret” en sus viajes a través de la Isla. Por ello, a mediados del siglo XIX, se estableció una dependencia de la Guardia Civil, posteriormente abandonada. No obstante, la Casa Cuartel aún existe en medio del pueblo.
Reconstruido desde las ruinas
A principios del siglo XIX, los olivos cedieron paso a la expansión de la viña, que se convirtió prácticamente en monocultivo. A principios del siglo XX, la suerte giró en contra de Biniagual con la destrucción total de las viñas por la filoxera. Los habitantes del pueblecito intentaron revitalizar el negocio agrícola con el cultivo de almendros e higueras así como con la cría de ovejas y cerdos, pero poco a poco, los habitantes del pueblo renunciaron a esta agricultura poco rentable, y abandonaron el “llogaret”. A mediados del siglo XX, Biniagual estaba prácticamente en ruinas.
En 1968, el actual propietario compró el pueblo, reactivó la agricultura y, desde 1989, se dedica a restaurar las casas del pueblo. Desde 1999, se vuelve a cultivar viña en Biniagual – actualmente, la viña abarca unas 34 hectáreas con 148.000 cepas.
(Datos de la Gran Enciclopedia de Mallorca, volumen II, pgs. 122-123)
www.biniagual.es
Composición Varietal
50% Manto Negro, 30% Cabernet Sauvignon y 20 % Shiraz
Elaboración
Se vendimia en pequeñas cajas de 10 a 12 kg. Se selecciona manualmente la uva y se fermenta a temperatura controlada en depósitos de acero inoxidable de 4800 y 8800 litros.
17 días de promedio de maceración.
Maleoláctica en depositos de acero inoxidable.
Se vendimia en pequeñas cajas de 10 a 12 kg. Se selecciona manualmente la uva y se fermenta a temperatura controlada en depósitos de acero inoxidable de 4800 y 8800 litros.
17 días de promedio de maceración.
Maleoláctica en depositos de acero inoxidable.
Crianza
El envejecimiento se realiza durante 13 meses en barricas de roble, 90 % francés y 10 % americano . 65% nuevas y el resto en barricas de segundo año.
El envejecimiento se realiza durante 13 meses en barricas de roble, 90 % francés y 10 % americano . 65% nuevas y el resto en barricas de segundo año.
Graduación Alcohólica 14,5 % Vol.
Nota de Cata
Color picota , capa media alta, lagrimas coloreantes.
Aromas a fruta roja madura, notas balsámicas, minerales, frescura....
Boca amplia, sabrosa, taninos suaves, maduros, fruta negra, notas lácteas, buena cremosidad, postgusto con recuerdos lácteos , fruta negra..
Enlace de interés
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